martes, 4 de marzo de 2008

Reflexiones, (I)


Tras un prolongado silencio, fruto de algunos cambios y algunas búsquedas personales,estoy de nuevo por aquí. No siempre en mi vida (pese a que los que me conocéis de hace poco lo podríais pensar) he sido de costumbres inamovibles, aunque mis últimos años sí hayan sido una comunión con el entrenamiento y en este caso el triatlon. Años, estos últimos, demasiado intensos como para olvidarlos de un golpe.


Hubo un tiempo en el que pensé que , pese al progreso que vivíamos casi cada año de nuestra vida, la humanidad retrocedía hacia la barbarie. Las guerras, el terrorismo,la insolidaridad, entre otras lacras, acrecentaban este sentimiento. Era entonces cuando comencé a aferrarme al deporte; entonces pude darme cuenta de los sentimientos nobles que destilaba la práctica deportiva pura, en gran medida por la conjunción armoniosa de cuerpo y mente que busca el atleta en su lucha para vencer a los demás ó vencerse a si mismo, y que le hace intrínsecamente bueno como humano. Ese atleta/ser humano ha nacido para crecer en esa su esencial condición. Atrás quedan las teorías trasnochadas de Descartes que afirmaban que el cuerpo iba por un lado y la mente por otro, las caducas creencias de que el esfuerzo nos animalizaba. Cuerpo y mente, hoy y siempre, deben ir en simbiosis para triunfar. El atleta no solo debe realizar movimientos depurados que le catapulten a la victoria, sino que necesita imaginar la perfección de los mismos; "la humanidad, (escribió Teilhard de Chardin), se une en un esfuerzo por descubrir. Y lo que intenta descubrir es , en último extremo, sino la forma de superhumanizarse, si al menos la de ultrahumanizarse".


Es este el mensaje de ilusión, de motivación. Y para los que sois espectadores, mi mensaje es...no lo dejéis para el año que viene. Es un error. Tan solo un año de nuestra vida puede convertirnos en una nueva persona, cambiar de un plumazo nuestro sedentarismo en vigor y resistencia; el deporte no es para privilegiados. El deporte juego , ó el deporte- competición, (o si preferís, la unión de ambos, si es que pueden separarse), aviva en nosotros la llama de la anunciada humanización de esa sociedad con la que soñamos.

4 comentarios:

David Perez dijo...

Hola Pablo,

Cuanta razón en tus palabras, el deporte en general te humaniza más y te hace ver la vida desde otra perspectiva.

Un abrazo

Furacán dijo...

Interesante reflexión. Yo también creía (o creo) que la humanidad está retrocediendo hacia la barbarie, no hay más que mirar alrededor para observar un crecimiento muy desequilibrado, en algunos aspectos muy avanzado pero en otros muy precario, como un árbol con mucha copa y poca raíz.
Y al igual que tú, inicié un proceso de búsqueda, de algo que no encontraba en lo que me rodeaba. No me valía la típica "vida fácil" que te venden a diario. También descubrí el deporte, o mejor dicho, una nueva visión del deporte como vía de realización personal.
Como yo tengo una visión holística de la vida se me hace imposible saber que es lo que me ha aportado exactamente pero si sé que ha sido importante. Mezclado y enriquecido con otras experiencias provenientes de diversas facetas de mi vida me han construido la persona que soy.
Bendito el día en que me dió por esta locura :-)

Anónimo dijo...

Gracias por este post, Pablo. Reconozco que se me ha saltado alguna lágrima, pero es que, por varias circunstancias, estoy sensible. Pero gracias por ayudarme a darme cuenta de por qué da igual si soy la mejor o soy un auténtico desastre; lo importante es que lo esté haciendo. Me has echado una mano sin saberlo, amigo, si así puedo llamarte.

Concha

Pablo Cabeza dijo...

David:

Cierto es. Incluso dejas de entrenar unos días y empiezas a ver las cosas de otro color.



Furacan:

Yo , cómo tú y seguramente casi todos, a menudo pienso que hubiera sido de mi vida si no hubiera encontrado mi camino vital haciendo lo que he hecho estos últimos 25 años...

Concha: creo que lo importante es que llegues a ser la mejor Concha posible, que busques tu particular meta. Las comparaciones no sirven. Recuerda, la mejor Concha.


Abrazos