jueves, 25 de marzo de 2010

Seguir construyendo desde la primavera.

La primavera llega, repentinamente, como una sacudida, a veces en forma de viento, a menudo mostrándonos sol y cálidas tardes, por momentos lloviendo a cántaros , jarreando, con agua que nos llega sorpresivamente casi desde la nada.

Me llegó el cambio de estación, casi desde anteayer... la calidez del atardecer, la luz más cruda, que te transportan al extrarradio ó al campo, recordándote aquellos domingos a veces silenciosos e inapelables de bici en solitario.
Hay primaveras que sorprenden como tibio abrigo y otras como tintineo fresco, como las gotas dibujando círculos en los viejos charcos invernales. No hay ritual para la primavera, que llega siempre sin anunciarse y augura una larga carretera polvorienta que desembocará en ese verano que promete siempre largos días, intensidad, colorido, viajes, competición, calor asfixiante. Por eso, mejor maquillar el estío con bosques que oculten el camino polvoriento, ó con azules de mares inacabables en el horizonte que devuelvan la pureza, el frescor y la ambición.

Animarse a seguir construyendo, a veces salvando con trabajos denodados el malgastado invierno que pocas veces invita al sacrificio, a no ser que la inmediatez así nos lo aconseje.


Inmersos en la primavera necesitaremos tiempo para gozar de las sensaciones meditadas y olvidar la penuria de no saber contemplar el paso del tiempo; solo así creceremos.

Construyamos. Pero no solo carreteras, sino autopistas que recompensen nuestro desvelo y nos proporcionen los sueños largo tiempo albergados.

viernes, 19 de marzo de 2010

Un viernes festivo.

Hoy viernes, día de fiesta, se presentaba como una atrayente jornada para disfrutar al aire libre. En otros momentos de mi vida, hubiera sido la ocasión perfecta para perderse decenas de kilómetros, hacia las montañas, si imaginamos un día soleado y primaveral.

Pero no. Las lesiones me acucian. Y el día era algo así como un baño turco, agua por doquier, agua del cielo, sudor por la húmeda atmósfera.

Podría haber elegido un lugar tras una cristalera junto a un humeante café, (algo que a menudo me reconforta), un pequeño viaje en coche, ó terminar las perennes tareas pendientes en casa, siempre inconclusas.

Obviamente y en mi caso, no fue esa la elección. Aún viviendo una etapa de mi vida en la que suelo observar más que actuar, conviene no perder el norte. Conviene tener la certeza de que no vivimos para contemplar, sino más bien para actuar; pobre de aquel que pensara que haciendo deporte encontraría el reconocimiento y la fama...nada de eso debe movernos, sino más bien la celebración cotidiana de las sensaciones, la comunión diaria con uno mismo, y la paz que eso nos procura.
Llovía, si, pero la experiencia y la realización estaban ahí afuera. Así que cogí mi bici de paseo, esa que utilizo a menudo para desplazarme por la ciudad, y acompañé a Sara en su larga carrera de 1h. 45' por el campo y las carreteras secundarias. No vimos casi a nadie. Pero fue una bonita mañana. Dos personas normales, haciendo algo común , algo que, por otro lado, no tiene beneficios materiales, pero que nos procura descubrimiento, significado vital, experiencias y un resquicio de cielo, llueva ó no.

Manteneros activos.

domingo, 14 de marzo de 2010

Una idea sobre aerobismo y creatividad.

A menudo no se muy bien qué soy. Si un triatleta que escribe, un entrenador -triatleta ó un escritor, -dicho esto con todas las reservas- ,en búsqueda de sensaciones extremas que me permitan transmitir algo decente.

Lo que si es cierto es que no puedo dejar de entrenar sin escribir, ó de escribir sin entrenar; facetas difíciles de separar en mi caso, algo así como cuerpo y mente aunados.


Cuando escribo, me sincero con el mundo y conmigo mismo. Miro mi corazón, mi mundo interior; es algo así como el silencio heróico de la competición, ó del entrenamiento comprometido, ese momento en el que toda realidad se desviste de lo superfluo y se comienza a vislumbrar una cierta verdad; para llegar a ella, a esos lugares escondidos de la conciencia, debes recrear la soledad.

A menudo, una idea larvada durante un tiempo no aflora hasta que , en esas horas que el esfuerzo aeróbico nos procura en soledad, la idea germina y toma forma.


Necesito nadar miles de metros, recorrer una y otra vez los campos a pie ó pedaleando para encontrar las respuestas a cientos de interrogantes que cada día pululan en mi mente inquieta. Y esto es así porque la creatividad debe ser espontánea, no entiende de urgencias ni mentes embotadas; no puede ser forzada, no puede ser producida en la demanda.Solo en horas dilatadas se alcanza la inspiración.
En mi faceta de entrenador , diría que sucede lo mismo.

Hacer deporte aeróbico me libera de las urgencias, y a menudo también de las ambiciones sin pies, de los objetivos sin cabeza. Entrenando escapo del tiempo y me convierto en el ser creativo que realmente soy en esencia.

Si dejara de entrenar, me faltaría la paciencia y la contemplación; y eso arruinaría mi creatividad.A menudo pienso que ya no entreno para estar en forma ó conseguir una meta ó resultado, ó tal vez nunca lo haya hecho. Posiblemente solo entrene para dar rienda suelta a mi mente, y para alcanzar a entender el tipo de ser humano que en realidad soy.


En honor a la verdad, son estas, y no otras, las verdaderas razones por las que oposito a triatleta perpetuo.

martes, 9 de marzo de 2010

Razones triviales para ir a La Meca.

Reconozco que soy un chalado de Hawaii. Comencé a interesarme por el triatlon de triatlones cuando en mi época de corredor contumaz, lector compulsivo del Dr. Sheehan, cayó en mis manos un Corricolari en el cual dos españoles, Javier Berasategui y Alfredo Olabegoia contaban su experiencia en el Ironman de Hawaii, celebrado en la isla de Kona. Vaya, un cadavérico devorador de kilómetros como yo entonces, (año 1989), que solía un domingo si y otro no interpretar papeles secundarios en algunos crosses televisados, leía embebido la historia de aquellos pioneros en una isla de lava nadando pedaleando y corriendo, ignorando las páginas a color dedicadas a los mediofondistas más celebrados del momento... lease González , Abascal, ó la Montse Pujol...


No pude quitarme de la cabeza nunca aquella Tierra Prometida, un lugar en el que si terminabas eras un verdadero Hombre de Hierro. Y aún habiendo cruzado aquella línea de meta mágica en dos oportunidades años después, creo que siempre soñaré con volver.


Ahora que es tiempo de comenzar a soñar, y que muchos de mis amigos, discípulos y conocidos se afanan en jornadas interminables de trabajo, entrenamiento y a veces poco sueño, (desvelo ilusionado...) , por conseguir la soñada plaza para la prueba, se me ocurren , además de las razones evidentes de superación, culminación y éxito deportivo, algunas otras motivaciones más triviales para buscar el pasaporte a Kona.

El Noni mágico



Justo en la última curva antes de meta, en Alii Drive, está el grandisimo y maravilloso arbol de la especie del Noni, (Morinda citrifolia ), un ejemplar centenario gigante que procura sombra y frescor a los visitantes y a los participantes en la prueba en los días previos. La fruta de este arbol es casi mágica, y sus propiedades innumerables. Se ha demostrado que el jugo del fruto contiene atributos curativos incluso, pero sin limitarse a compuestos antibacterianos, antiinflamatorios, analgésicos, hipotensivos e inhibidores del cáncer. Estos estudios implican al noni como un medicamento natural que reduce la presión sanguínea y la inflamación de las articulaciones, detiene las infecciones internas y externas, despeja las congestiones y hasta evita el crecimiento de células precancerosas.

En mis dos años en Kona, solía pasar algún tiempo sentado bajo el tronco del Noni mágico, reposando, charlando con amigos ó simplemente pensando. Si vas a la Meca, no olvides contemplar y disfrutar de este maravilloso arbol.

Desfile glamouroso.




No estarás en la pasarela Cibeles. Ni falta que hace. Nunca disfrutarás tanto de un desfile ó Parada, militar ó civil. Verás a los mitos subidos en coches de época, ataviados con los Leis y saludando con el Hang loose. Solo verás sonrisas, oirás gritos de jubilo y hasta saltarás de alegría.Serás feliz entonces. Y con suerte verás a las Reinas, a Paula, a Natascha, ó como en la foto, a Fernanda Keller...merece la pena!


Fruta exótica



Al pié de Alii Drive, a tan solo un km. de la meta, puedes hacer la compra, ropa, regalos, todo tipo de alimentos y sobre todo, fruta. Fruta fresca, tropical, dulce, madura. Todos los días después de entrenar, me encantaba pasear por este zoco cambiante , con decenas de puestos atendidos por nativos sonrientes y amables. No solo de Tri-Boutiques vive el aspirante a finisher.

Te invito a café.




Aquí en mi casa, todas las mañanas, cumplo con el rito del café. Casi que no puedo hacer nada , ni siquiera comenzar a pensar, sin un café en mis labios. Lo reconozco: soy un adicto a la cafeína. Cuando estoy en casa, me aseo y visto y bajo a la cafetería del barrio, donde soy un habitual a primera hora con el café y el periódico del día. Un rito.


En Kona solo tienes que desperezarte, caminar unos metros desde el apartamento en Alii Drive y nadar unos 600 metros mar adentro, allá en la bahía está el Catamarán del Expresso Coffee, en el que puedes degustar un delicioso café y recibir en una atmósfera inigualable el día. Sin el humo de tu cafetería habitual, aunque eso si, sin periódico.



Pues eso, amigos, si conseguís la plaza para Kona en Sudáfrica, Lanzarote ó Frankfurt... acordaros también de algunas razones triviales por las que soñar con La Meca.

sábado, 6 de marzo de 2010

Tiempo muerto.

Para la tertulia
Para leer

Sábado tarde para dormir y perrear un poco

Para tomar un café calentito



Para ver llover


Para ver fotos.
Y para entrenar bajo la lluvia.

This is the life. This is my life now.