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Contrastes celestes y cenizas, cautivadores, que invitan a la escucha interior. Siempre hay un tiempo para uno mismo aquí.
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La prueba es la Batalla moderna por antonomasia. Los guerreros se preparan con mimo y en sus ojos se adivina, a pocos minutos de entrar en el fragor de la lucha, la intensidad del momento.
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Las armas se velan desde la noche antes. Cientos de monturas torturadas en largos meses de preparación aguardan su momento álgido de protagonismo. Son armas afiladas, certeras, adaptadas a luchar con viento del océano y fuego celeste.
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Navegar por aguas tormentosas, agitadas por la fuerza de los hombres y la naturaleza. Escuchar voces cercanas ó lejanas, entusiastas ó indiferentes; y sentir muy dentro el silencio, largo silencio.Esto es Ironman.Pero el epílogo habrá de dirimirse en el coliseo de Puerto del Carmen, el lugar donde la Batalla te desentraña.
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La Batalla deja secuelas,y también rostros amables; quedémonos con estos últimos. Y en el futuro, entregémonos a la lid tan solo si física y mentalmente estamos dispuestos a consagrarnos a Cronos, dios del Tiempo, y entregar parte de nuestra existencia en aras de la dura contienda.