viernes, 10 de agosto de 2012

Montañas,(II)

                                           Por los montes el viejo camino de guerreros
                                           y abajo enfurecida brilla como una espada
                                           el agua entre murallas de manos minerales,
                                           hasta que tú recibes de los bosques de pronto
                                           el ramo o el relámpago de unas flores azules
                                           y la insólita flecha de un aroma salvaje.

                                                                                            Pablo Neruda
                                                                                                              Por las montañas vas, como viene la brisa



La vida se ve mejor desde las alturas, y la necesidad de subir a las cumbres nos llega en el verano, cuando los caminos están expeditos, sugerentes.

George Mallory  ya lo manifestó: el hombre necesita subir montañas. Lo necesita porque están ahí. Y tal vez en la montaña encontramos la grandeza que buscamos para comprender lo pequeños que somos como seres humanos.


Puerto de Mijares: 22 kms. de ascensión. Más de 1h. 15' de puerto sin casi descansos junto a dos señoritas que le dan duro a los pedales.

La foto en la cima, y luego seguir bajando y de nuevo para arriba, Puerto de Serranillos.

La montaña es sincera y nos muestra nuestra condición, por eso nos examinamos en ella después de una temporada de progresivos entrenamientos.

Puedes ir con amigos, con aquellos con los que compartes esfuerzo y dedicación, pero en realidad, te sientes solo. Solo tú frente a la naturaleza.

La montaña es el templo. Un lugar en el que recogerse , concentrarse, y prepararse para los grandes momentos que aguardas con inquietud y esperanza.



Alli debes entrenar duro y no pensar en concesiones. Hoyar las más altas cumbres. Como Iván en su concentración en Pirineos.

Y un tiempo para la recuperación, utilizando también lo que la naturaleza nos otorga.


En nuestra mente, siempre llegar a lo más alto, pero sin olvidar que en el camino hay que disfrutar del paisaje, el agua de las fuentes, y todo lo que la naturaleza nos ofrece. Pero siempre sin detenerse.

Ojalá la montaña sea el preludio de lo que esperamos.