domingo, 4 de julio de 2010

Esquivando incertidumbres. Un canto al estío.

No conviene mirar atrás, pero a menudo el recuerdo de casi 47 agostos te hace más ponderado, equilibrado y puede que hasta más sabio. En mis recuerdos, existen muchas sonrisas, jardines, campos inagotables, lunas y soles.


Conversaciones inacabables e inacabadas, sueños, ideales, ambiciones, realidades, máximas en las que recrearse y a las que no renunciar.

De otro lado, la oscuridad en la vida y en los sentimientos apaga la felicidad y nos sume en la incertidumbre.Lo se, por lo vivido. Por eso se que debo huir de ello.


En mis años, he conocido algo así como esa felicidad, y mirando en mi interior casi la puedo identificar, un estado placentero e irreal, en el que vivir para siempre,soñando y existiendo. Busco ese lugar, pero no sabría decir si es un sitio, si vive en el viento,o es una conexión hormonal, si es el espíritu exaltado... Ni siquiera se decir qué dios me proporcionaba semejante estado emocional.
Solo se que esos momentos, que ya viven para siempre en mi , me proporcionaban la paz y también la convicción de vivir despacio , sin apremios ni servidumbres.



Puedo recrearlos, (ojalá!), y recordarlos, si percibo un aroma en el amanecer, si escucho los sonidos del atardecer, el ruido fluído de una carrera, ó el viento henchido de fresca vida, penetrando y fluyendo hasta lo más profundo del espíritu. Quiero existir de acuerdo con lo vivido, evitando la oscuridad, mirando hacia mi interior y buscando el sonido amable de la vida.
Y que mejor momento que el verano para vivir de acuerdo a ello.

4 comentarios:

Manuel Tintoré Maluquer dijo...

!Chapeau!, eso se llama tener la conciencia tranquila; nos leemos.

Anónimo dijo...

Muy pocos entienden lo que escribes, solo habiendo vivido circunstancias, momentos, episodios vitales concretos.Soy Nono, tu amigo de la juventud.Mientras nosotros ibamos por un lado tu te fuiste por otro y a veces te veiamos como un inadaptado, ahora se que no, porque en cierta menra yo enterre mi vida y tu y los que son como tu volveis a vivir cosas nuevas cada dia de vuestras vidas.Pablito,un abrazo.

Viento a Favor dijo...

Evocadora imagen la primera que propones.
Me doy cuenta de que al final a todos nos gusta lo mismo.. vivir despacio pero ahí está la mente a veces jugando malas pasadas y las experiencias vividas aparecen como la única fuerza capaz de hacer frente a la naturaleza caprichosa de la primera.

Parece ser que todos los que practicamos un deporte individual somos tachados de inadaptados sociales al menos en la juventud porque superando los 25 años se ve más bien como una virtud que uno tiene o desarrolla.

Saludos!

Pablo Cabeza dijo...

Gracias, Manuel. Nos leeremos.

Nono: cada cual busca su norte en la vida. Algunos lo encuentran, otros pasan la vida buscándolo, algunos lo tienen y no luchan por extender la mano y cogerlo con fuerza, otros... encontramos un día una brújula en el camino e intentamos descifrar el significado de nuestra vida, creyendo en el camino y sorteando mil impedimentos para consolidar nuestra Fe. Y , creeme, al final lo logras. Un abrazo.

Sonia: Vivir despacio no es una meta, sino el camino mismo. Pero de eso te das cuenta a veces tarde; otras veces sabes interpretar el significado de los detalles y sabes beberte poco a poco la vida, y eso te proporciona el placer más grande que pueda sentirse.

Mirando atrás, no me arrepiento de nada, aunque heridas tenga y necesite lamerlas, como cualquier lobo estepario.

1abrazo.