Sigamos hablando de entrenamiento desde la base, en este caso, ( y algo que siempre me ha preocupado), del entrenamiento de los más jóvenes.
Jacques Personne, autor de
El deporte para el niño denuncia la especialización precoz; algo que en mayor ó menor medida sufrimos , aunque cada vez en menor medida , en los deportes de resistencia. Personne afirma que un cadete brillante será un junior mediano y un senior mediocre, si para alcanzar un nivel sobresaliente en edades tempranas hemos tenido que aplicar sistemas de entrenamiento en el joven similares a los de los adultos.
Ante la ausencia de una investigación específica densa , con atletas de edades jóvenes, se sigue cometiendo el clásico error de inversión que ya denunciara en sus trabajos el autor francés
Raymond Chanon: se ha construido todo un sistema pedagógico de entrenamiento de la resistencia en jóvenes que es falso, porque parte de datos referidos a atletas adultos.
En cadetes , (15 a 16 años),una constante será el trabajo dirigido a la mejora técnica y al desarrollo de la condición física de base. No nos contentaremos con una mejora técnica en el segmento acuático, ni siquiera a desarrollar tan solo el binomio natación/carrera; habitualmente, nos olvidamos que el trabajo técnico dirigido a la mejora del segmento ciclista debe ser un objetivo en si mismo en estas edades. El ciclismo, segmento no muy tenido en cuenta en algunos sectores del nuevo triatlon , es una modalidad de grandes posibilidades a la hora de la mejora de aspectos importantes a nivel psicomotriz, y su entrenamiento por medio de circuitos de habilidad/agilidad/coordinación, eliminará las carencias que probablemente y si en algún caso se accede a un nivel de competición posteriormente, por no hablar del alto nivel, aquejan a algunos de nuestros triatletas, como también a algunos de nuestros mejores competidores ITU.
Se puede incorporar, ya hablando de resistencia, algun trabajo de tipo anaeróbico complementando el trabajo de resistencia general, pero mejor que de una forma estructurada, (sobre todo en ciclismo y carrera), en forma de juegos de ritmos ó fartlek, con amplias zonas de respiro que permitan espaciar suficientemente los esfuerzos. Estos juegos los haremos, en carrera, preferentemente en la naturaleza, o en circuitos naturales de piso variado y ondulado.
También podemos ensayar ya la incorporación del intervall training, con algunas modificaciones con respecto al método original de Reindell y Gerschler. Sabemos que los inventores de esta modalidad preconizaban para los adultos la norma de 120 pulsaciones al inicio del esfuerzo y 170 al final. Pero con los chicos no sucede así, por el especial comportamiento de la frecuencia cardiaca en estas edades; el pulso para un mismo tipo de trabajo es superior que en los adultos y , por abajo, habría que dar más tiempo para que la frecuencia bajara a 120; por tanto frecuencias superiores a 180 latidos, con recuperaciones a 130- 140 latidos, sin muestras de agotamiento serían una constante en el intervall en estas edades . Los chicos responden a estos esfuerzos, aún siendo aeróbicos, con una frecuencia cardiaca alta, sin que haya ningún riesgo. Debemos, con la observación, determinar si el joven se ejercita a una intensidad excesiva, pero no cifrando exclusivamente el control a la frecuencia cardiaca. Debemos acostumbranos a este hecho, aunque para muchos esto continúe siendo una paradoja.