domingo, 25 de diciembre de 2011

De amaneceres, carreras y años sucesivos.

No es un día cualquiera, aunque para nosotros casi si lo sea. Tal vez lo tengamos que entender así porque el entorno, la familia, las tradiciones, nos abocan a interpretarlo de otra forma de la que para nosotros es habitual. Pero a la vez, nos gusta dar ese toque personal que nos hace sentir distintos.



Como cada 24 ó 25 de diciembre, ó en ese sábado más próximo, me levanto al alba. Cuesta salir de la cama en un día frío de invierno, pero, de un salto estoy en el campo. Siempre es así. Corro monte arriba , con la ciudad a mis pies, y con el viento gélido en la cara para marcar unos circuitos con los que sorprender a mis acólitos. Siempre es así y quiero que lo siga siendo.

Siguiendo los preceptos del momento en la planificación con mimo estudiada, diseño circuitos al alba, mejor dicho: los delimito, mi cabeza ya lleva días dibujando cuestas en los montes , porcentajes, intervalos en los pinares...

Cuando vuelvo al punto acordado de inicio de la sesión, me esperan casi tres decenas de corredores y triatletas. Me siento contento, respaldado, reforzado por su entusiasmo, sus risas, su entrega...una pequeña tortura espera, pero eso no es nada para un grupo decidido.

Calentamos progresivamente monte arriba, primero entre pinos, rodando en llano, y paulatinamente avanzamos por una colina primero fácil y cada vez de mayor porcentaje, hasta llegar a la Colina de la Agonía, una pared de unos 700 metros hasta llegar a la montaña desde la que se divisa Talavera, a nuestros pies, y donde comenzaremos el núcleo de la sesión.

Cuestas, con el viento de cara, por terreno roto. Primero hierba, luego zona de pequeñas piedras rodadas que dificultan la impulsión y el avance. Carrera dificultada; me gusta este concepto.

Recuperación. Y luego, intervalos entre pinos.



Prestos para volver, el grueso del grupo se deja fotografiar. Si lo analizo, en cinco años las huestes han sufrido una progresiva renovación, año a año, y la calidad atlética, el nivel medio del grupo, ha mejorado sensiblemente. La calidad humana, siempre, ayer y hoy, fue de lo mejor.



A la vuelta, me quedo atrás con Edu, haciendo fotos , trotando suave monte abajo y charlando, antes del tradicional desayuno de Navidad, compartido con todos. Esta vez, nos lo habíamos ganado. También.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Fantastico.Todo el sabado con las patas en alto hasta la cena de Nochebuena,pero merecio la pena.Lo alucinante es que esta mañana me he enterado que salisteis unos cuantos luego en bici.

Hasta el martes.

R

Jess dijo...

Cuando un entrenador no para de imnovar y crecer; su grupo, sus atletas, sus conocimientos,etc...les pasa lo mismo.
Estan en permanente crecimiento, por los siglos de los siglos.

¡¡¡ SIEMPRE GRANDE, PABLETE, MUY GRANDE¡¡¡

Anónimo dijo...

Una bella perspectiva de la carrera de fondo y sus circunstancias colaterales.Sin duda,una reflexión y refuerzo para nostros, esforzados practicantes en nuestra a menudo soledad cotidiana.
Pedro Rodriguez Alba.